Relato

Después de tanto tiempo vagando, Quien No Encaja finalmente había encontrado un destino, un lugar al que ir, un lugar que parecía ser una promesa de paz para un alma cansada de luchar. Las primeras jornadas de esta nueva aventura fueron agradables, como despertar de una pesadilla con un dulce beso, pero entonces el camino se hizo más duro. Primero fue solamente que algunos de los adoquines del camino habían sido retirados. Podían ser fácilmente repuestos por otras piedras cercanas. Pero según Quien No Encaja continuaba andando, faltaban tantos que resultaba casi imposible seguir la ruta.

“Haré todo lo que sea necesario para crear mi propio camino” pensó Quien No Encaja. “Incluso utilizaré fragmentos de mí para recomponer este camino a mis sueños”. Pero, después de quedarse sin pedazos de su cuerpo que utilizar, solamente había arreglado la mitad del camino. “De acuerdo, si no me quedan pedazos de mi cuerpo utilizaré fragmentos de mi alma para este camino.” Pero, tras usar toda su alma su destino aún parecía muy lejos. La desesperación invadía a Quien No Encaja cuando pensó: “Usaré todo lo que encuentre, todo lo que pueda crear, todo lo que me quede.” Y, de esta manera, el camino termino pavimentado de mentiras y traiciones, que parecían no acabarse nunca, pero, cuando Quien No Encaja levantó la mirada al final del camino observó una horripilante visión: su destino, esas promesas de paz, se habían convertido en otra cosa, corrompidas por las mentiras y las traiciones. “¿Como pude pensar que lo peor de mí podía ser utilizado para construir el camino a mis sueños? Ahora nada queda de lo que debería ser.” Y Quien No Encaja se dio la vuelta para empezar a recoger aquellos pedazos de cuerpo y alma que aún podían recuperarse.

Letra