Relato

“¿No pueden las cosas ser más sencillas? Sé lo que debo hacer, pero cada elección que he tomado solamente me ha llevado a más problemas. ¿Por qué es tan duro? ¿Por qué todas mis buenas intenciones terminan en palabras ásperas? ¿Por qué la confianza se paga con traición? Mi determinación de cambiar las cosas está ahí, pero a veces es difícil verla. No deseo rendirme, pero a veces solamente siento cansancio.” Todas estas dudas asaltaban a Quien No Encaja mientras la necesidad de refugio, de un lugar en el que descansar, se hacía más acuciante. De pronto una voz atravesó aquellos pensamientos como la luz del sol atraviesa las nubes oscuras: “¿Por qué no te detienes a descansar un minuto?”. Esas palabras trajeron a quien no encaja de vuelta a la realidad. “No camino en soledad. La extenuación de luchar día a día me había hecho olvidar cómo parar de hacerlo”.

En ese momento Quien no encaja se sintió a salvo por primera vez en mucho tiempo. Allí, con esas personas, todos los problemas se podían hablar o callar, pero, sobre todo, podían ser olvidados por un tiempo. Antes de irse, Quien No Encaja dijo:

“Mi viaje es mío. Nadie puede andarlo por mí. Sin embargo, ahora recuerdo a donde puedo volver a descansar. No es mi hogar pero, se siente casi como si lo fuera.”

Letra