Relato

Oscuridad y soledad rodeaban a Quien No Encaja. ¿Eran reales? En aquel momento el sentido de la realidad había perdido tanta importancia que no importaba en absoluto. Ocho mil personas con ocho mil luces podrían haberse encontrado allí y aun así nada habría cambiado en ese sentimiento. Pero, a pesar de encontrarse a miles de millas de cualquier aspecto de la realidad que pudiera molestarla, la mente de Quien No Encaja se encontraba inmersa en el clamor de la más encarnizada batalla. Allí, un coro de voces estaba evaluando y juzgando cada uno de los eventos recientes, inmisericorde.

“¿Cómo puedes ser un ser tan estúpido?” decía una de ellas “si simplemente hubieras seguido cualquier otra de todas las opciones que tenías no estarías así. Lo has perdido todo y ¿para qué? Solamente para tratar de seguir un sueño pueril que hasta tú sabías que era imposible.” “Tal vez no lo sabías.” Decía otra, “Tal vez eres demasiado simple como para ver aquello que resulta obvio para la persona más estúpida. O tal vez sea simplemente que adoras fracasar en todo lo que te propones”. “No hay esperanzas para ti” escupía una tercera, “La soledad te acompañará siempre, junto con tus errores, los recuerdos de todo lo que has perdido y la culpa de todo aquello que has destruido.”

Todo ese jurado de voces, solamente real en la mente de Quien No Encaja, inundó su corazón de dolor. Pero eso dolo, al menos, era algo conocido. Mucho mejor que esa horrible nada que todo lo real parecía ofrecer.

Letra